Aprovecho la noche para escribir como empecé… en hojas muertas… sin tener muy claro lo que quiero decir… pero sabiendo que quiero decir algo… Federico volvió a llegar tarde… y yo… tan y tan cansada de esperarle me quedé allí parada, deseando su llegada… me daba igual que esta vez tampoco viniese… porque mi cabeza se conformaba con esperarle…
Nunca se lo he contado a nadie… pero espero a Federico desde aquel día… desde aquella noche que bajo la luz de un farolillo le susurre al oído todo mi repertorio… y desde aquel día… no hay otra luz que mas me alumbre que aquella penumbra impenetrable… no hay quien me robe aquella caricia de mi hombro con su cabeza… de su mano con mi brazo…y no hay otro saludo que mas me diga adiós que sus buenas noches… sí! Espero a Federico desde entonces… y desde entonces me di cuenta que amo a Federico… cada noche, después de esperarle con el alma en vilo, la sonrisa cargada y mi libreta entre las manos, pienso en él… y sé que él piensa en mí… Tampoco nadie sabe que el también me ama… una vez, mientras le esperaba… hizo que la luna me guiñase un ojo en señal de su amor… lo admito… amo a Federico…. Aunque el no venga cuando yo le espero, aunque cuando le veo por el día parece que le cambia la cara… y yo le digo con un suspiro… ¡joder Fede! ¿Cómo puedes ver con esos ojos tan cansados?... ¿cómo puedes vivir con esas venas tan asfixiadas?... amor mío… si tu te dejas… yo te ayudo a que esa boca vuelva a ser boca… a que esos ojos vean y a que tus venas dejen de dar quebrantazos por todos los cristales del mundo… pero sólo si tu quieres…
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