Los perros y las cigüeñas se baten en duelo. La noche está tranquila. Miro a mi alrededor, y lo veo todo “no mío”, lo veo todo ajeno, me siento en un segundo plano, como si el aturdimiento otra vez se apoderase de mí… me pitan los oídos… pronto caeré mala… después de esta ausencia de hambre que ya he posteado.
Se presentan ante mí, curvas que muestran el desatino y también trazos que siguen marcando el vaivén de mis días, la pobreza que me llena, ni bienes ni servicios de ningún tipo llenan mi vida.
Recuerdo una cara cansada, unos ojos llorosos… un bunker sin una sola ventana, un par de taburetes en el mismo sitio de siempre, y unos ceniceros atorados. Gente que va y viene, gente alejada de mi estado. ¿Mi estado?... otra vez se va repitiendo lo mismo… vuelvo a estar perdida, vuelvo a querer volar con alas rotas, alas amputadas que me impiden ser del todo yo…
Y miro al resto, y se que no tienen nada que ver conmigo… pero vuelvo a ver mi fracaso, mi ausencia de amor al esfuerzo, mis pocas ganas… mi mala suerte…
Y quiero otra vez salir corriendo, quemar esos folios llenos de rayones que no me van a servir para nada, quiero olvidarme de todo lo que sé… dormir mil horas sin que nadie se de cuenta de que he dejado de existir…
… pero algo, algo me sigue atando a todo esto… aquí me encuentro, capaz sólo a veces de dar todo lo malo y todo lo bueno de mí…
…aquí seguiré…diquelando unas veces y siñelando cieguna otras…hasta que algo me dejisele najarme…