domingo, 20 de mayo de 2007

Subiendo escaleras...

Salí un día, salí a pasar el rato o tal vez a aprovecharlo, no lo se… aprovecho el tiempo, eso es cierto, escribo, canto, toco las palmas y a pesar de todo una mujer de 50 años que aparenta menos se empeña en que no. Pero bueno, aunque ella diga eso, yo no lo opino y eso es democracia, ajo y agua… ¡a joderse y a aguantarse! Era una noche oscura como las otras y no había antivicios solo los civiles pasaron de lejos, y eso no es democracia, eso es hacer el tonto… ven como una señora muy señoreada que tiene un ratoncito en casa y tiene la mano muy grane y la lengua muy larga suministra sustancias a menores, a niños en la calle para que vayan destruyendo sus vidas y todo a cambio del puto dinero! En fin… la noche era muy larga y muy oscura, aunque para mi era corta y estaba todo claro. Algo me recomía por dentro, y peor, peor de que mi noche fuese destinta era que no sabía que era aquello que se empeñaba en comerme como si fuese madera.
Había dos garitos, donde se reunían los jóvenes, los niños que se creen mayores y los mayores que se creen niños… el sitio, los lugares no estaban destinados a ningún tipo de público. En uno de ellos se subían las escaleras y todo el que subía las bajaba de dos en dos. Me daban miedo todos aquellos que subían las escaleras muchas veces. Esa noche, también me dio miedo un tipo que era, fue o dicen que aún es de esos que subían mucho aquellas escaleras. Me crucé con el en lo oscuro, con este individuo, y a pesar de que lo tenía todo claro, de repente todo se nublo y un miedo mú raro inundó todo mi cuerpo. Pero pase de largo, igual que los polizontes de la roca de la sierra. Esa noche descubrí que las horas existen, que no es lo mismo pasar por una esquina a las 2:00 que a las 9:30… no… si siquiera huele igual. También descubrí que existen las renovaciones y que después de 20 años se cambian las ventanas, se funden las luces, se devuelven las vidas…
Esa noche, hablé con un amor olvidado, me habló muy cerca y me entraron ganas de tenerle de nuevo. Me inundaron unas ganar tremendas de arrebatarle todo el cuerpo, lo juro, todo aquello fue muy cierto.
Y también anoche, volví a sentir como amiga a una extraña, una extrañeza que todavía hoy me encanta…fue muy extraño, apenas unas risas y un cachino mas de vida comía… fue poco tiempo…
Esa noche hubo parejas, de dos, de tres, incluso de cinco. Pero una llegó a ser especial, el Rapero y la Madrileña, con sus problemas a cuesta, con sus paranoias como cualquiera, pero tenían suerte… ¡se querían! Y lo mejor, no se tenían miedo, no tenían miedo a enamorarse, tenían el valor suficiente para afrontar el amor que sentían. Otro amor olvidado, el rapero me hizo sentir inquietudes enemigas y luego muy amigas, nos hicimos amigos… llegué a admirarles aquella noche, llegué a quererles… Llegué a envidiarles por su valor a abrazarse fuerte y cerrar los ojos, confiando en que el otro estaba allí… sabiendo que el otro no volaría, como lo hicieron esos otros amores olvidados. Llegué a envidiarles por su fortaleza y llegué a quererles porque les sentí amigos siendo tan solo unos extraños.
Aquella noche me llené de odio cuando vi a otro amor, y este no se si olvidado… metido en aquel cuartito oscuro, subía las escaleras y llegó a bajarlas todas de un salto… me llené de culpabilidad cuando quise y no pude, cuando lo intenté y me ignoró, o más bien intentó convencerme con argumentos llenos de mierda, vacíos de coherencia y muy llenos de ignorancia…
Llegué a descubrir lo traicionera que es la ignorancia, porque te hace cagarla cuando más segura estas de estar segura.
También descubrí que todo el que sube las escaleras no las baja, que acaba pidiendo a los reyes magos que le devuelvan la vida, igual que en esa película báilame el agua.
Al día siguiente volví a salir, el cielo estaba muy gris y yo lo veía todo con mucho sueño, me dolía la cabeza de aguantar tanta paranoia, me dolían los oídos de escuchar tantos gritos y me dolía la vista de ver tanta hipocresía junta. Descubrí, o mas bien me cercioré de que los amigos no existen, que todos guardamos algo y que las peleas no sirven más que para seguir dándole vidilla a la vida. Gasté mucho de ese material tosco, me hicieron un gesto feo cuando no me repartieron igual que al resto y también… ¿sabes? Me quisieron por momentos… un amor inexistente me quiso, o eso fue lo que a mí me pareció… yo noté que me quería en un arrebato. Le miré toda la tarde, y descubrí, supe darme cuenta de que escondía algo.
Fui a un garito nuevo, donde ni se subían las escaleras ni se bajaban peldaños… era un sitio que estaba “memao”, necesitábamos pulirlo, a pesar de que puso buena música, estuve, me sentí muy mema allí sentada. Pero estaba al lado del amor inexistente, de la fiesta de los domingos, de las bulerías con tan solo un trago… y bebimos… y fumamos… y le seguí mirando…
Aprendí que una mirada es cierto que vale más que mil palabras, continué aprendiendo que la subida de las escaleras es mala… que hace daño, que mata… Esa tarde hablé poco, me reí a carcajadas y observé mucho… Observé que la educación no sirve para nada, que las bofetadas son para el momento y que los papeles informativos son un pasatiempo y que los piques solo traen desgracias… ¿sabes? Ahora descubro que descubrí que las risotadas falsas traen problemas pá casa, descubrí que quien ríe las gracias es el tonto y que no merece la pena vivir encerrada. No vale la pena encarcelarte en casa para no escuchar los ruidos de afuera, para no arriesgarte a que entren de la calle y se echen un colacao sin pedir permiso… es mejor, y entonces me di cuenta, tener las puertas abiertas , escuchar a los chavales en las aceras y dejar de pensar que no hay vida en las calles. Aunque a veces la vida de afuera esta prohibida de tanto subir las escaleras, de tanto viajar a Hong-Kong o soñar que Jamaica es nuestra, que Bob es nuestro colega y que el Ché fue alguien pero no sé bien quién… en fin, que la vida está podrida por la incultura de las personas que han nacido y que no han esperado a ser mayores para sentirse niños, si no por esos niños que juegan a ser mayores…
Choqué con un borracho y sentí pena y frío… y es que la vida tiene más metas que encerrar el coche en la chochera sin arañarlo… Es bueno y es malo cantar al son de cartagenera morena…
A los dos días volví a salir. Pasé miedo otra vez cuando volví a descubrir lo traicionera que es la ignorancia… Afuera no vi nada, hablé mucho, así que observé poco… Pero seguí descubriendo cosas, como que los amigos seguían sin existir, pero que arropaban el alma y lo descubrí cuando un abrazo me lo demostró.
Al regreso, escribí toda la noche al son de Extremoduro. Una de esas nocharrás que ya entonces empezaron a gustarme.
Conseguí evadirme con tan solo seguir mirándole…y me sentí muy bien cuando me miró, cuando me abrazó en otro de sus arrebatos, pero a pesar de estar toda la noche escribiéndole toda la noche imaginándole , a pesar de estar muchas horas en Babia , a pesar todo esto, no me volvió a mirar, no volvió a tener ningún arrebato de cariño, ya no le dio tiempo a volver a subir las escaleras, porque se quedó en la cima, se quedó enganchado en aquel cuartino oscuro para siempre… yo no quería participar en aquello, yo no deseaba, pero a la vez ansiaba tanto acercarme a su cuerpo… tener yo ahora el arrebato… y darle el suficiente cariño como para que bajara si no en uno, en dos ,en tres saltos… bah… Había tanta gente allí arriba que me gustaría haber bajado… pero preferí , aquella noche preferí reñirle desde largo… ordenarle que bajara a comer lo que su madre había preparado… su madre lloraba despacio… pero aquel amor inexistente no volvió nunca… se le olvidó todo… y peor… se le olvidaron también los arrebatos que me enamoraron…

ELENA
4º eso….
AÑO 04-05

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hay noches y noches. Noches que pasan por delante como si fuesen viento y hojas, y de las que no queda ni el rumor al dia siguiente.

Y noches que se graban en el alma a fuego, y se tatuan en la memoria hasta que notas el sabor de la tinta.

Para bien, o para mal, no somos mas que los recuerdos que guardamos, y las cosas que decidimos hacer.

PD: Por que siempre se escribirá mejor de noche?